Resumen

Se han demostrado ampliamente anomalías estructurales cerebrales en la esquizofrenia. Estos incluyen decrementos de volumen en las regiones perirhinal / entorhinal del lóbulo temporal ventromedial, que comprenden la corteza olfatoria primaria. Los impedimentos olfativos, que son un sello distintivo de la esquizofrenia, preceden al inicio de la enfermedad, distinguen a los adolescentes que experimentan síntomas prodrómicos de jóvenes sanos y pueden predecir la transición del prodrómo a la psicosis franca.

Por lo tanto, examinamos los volúmenes regionales del lóbulo temporal en una gran muestra de adolescentes para determinar si los déficits estructurales en las áreas del lóbulo temporal ventromedial estaban asociados, no sólo con la esquizofrenia, sino también con un mayor riesgo de psicosis. Se midieron siete volúmenes regionales del lóbulo temporal (amígdala [AM], hipocampo, gyrus temporal inferior, gyrus parahipocampal, gyrus temporal superior, polo temporal y corteza entorrinal [EC]) en 386 adolescentes del espectro psicosis, 521 adolescentes con otros tipos de psicopatología, y 359 adolescentes sanos de la Cohorte de Filadelfia de Neurodesarrollo. Los volúmenes intracraneales totales e izquierdos EC, que fueron los más pequeños entre el espectro de la psicosis, fueron las únicas medidas que distinguieron a los 3 grupos. La AM izquierda también fue menor en el espectro psicosis en comparación con los sujetos sanos. El decremento de volumen de la EC se correlacionó fuertemente con la cognición deteriorada y menos fuertemente se asoció con un aumento de los síntomas negativos / desorganizados. El decremento del volumen de la AM se correlacionó con los síntomas positivos (persecución / habilidades especiales). Los volúmenes del lóbulo temporal clasificaron a los jóvenes del espectro psicosis con una especificidad muy alta pero una sensiblidad relativamente baja.

Estas medidas de MRI pueden por tanto servir como importantes biomarcadores confirmatorios que denotan una preocupante trayectoria preclínica entre los jóvenes en riesgo, y el patrón específico de déficits puede predecir perfiles de síntomas específicos.

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