Resumen
Este estudio investigó los efectos de la alteración del sueño evaluada en las 2 semanas posteriores a la aparición del síndrome coronario agudo (ACS) en los trastornos depresivos en el seguimiento de 1 año. Un total de 1152 pacientes fueron reclutados consecutivamente dentro de 2 semanas después de un episodio ACS confirmado, y 828 fueron seguidos 1 año después. Los trastornos del sueño se evaluaron al inicio utilizando el Cuestionario de Evaluación del Sueño Leeds (LSEQ), que evaluó subjetivamente cuatro factores del sueño. En ambos exámenes, se diagnosticaron trastornos depresivos utilizando el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Cuarta Edición. Las covariables basales incluyeron datos sociodemográficos, características de depresión, factores de riesgo cardiovascular y estado cardíaco actual.
Casi todos los aspectos de la alteración del sueño y el aumento en su peor estado evaluado por el LSEQ dentro de 2 semanas de ACS predijo tanto trastornos depresivos incidentes y persistentes en el seguimiento de 1 año independiente de covariables relacionadas con problemas de sueño. Una limitación encontrada en este estudio fue que los datos sobre la alteración del sueño se obtuvieron sólo mediante informes subjetivos.
Una simple evaluación de la alteración del sueño en pacientes que recientemente desarrollaron ACS en un entorno hospitalario podría ayudar a predecir la depresión en la fase crónica.
Para acceder al texto completo consulte las características de suscripción de la fuente original: http://www.jad-journal.com/
Abstract
Introduction. This study investigated the effects of sleep disturbance evaluated within 2 weeks after patients developed acute coronary syndrome (ACS) on depressive disorders at the 1-year follow-up.
Methods. A total of 1152 patients were recruited consecutively within 2 weeks after a confirmed ACS episode, and 828 were followed 1 year later. Sleep disturbances were evaluated at baseline using the Leeds Sleep Evaluation Questionnaire (LSEQ), which subjectively assesses four sleep factors. At both examinations, depressive disorders were diagnosed using the Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fourth Edition. Baseline covariates included sociodemographic data, characteristics of depression, cardiovascular risk factors, and current cardiac status.
Results. Almost all aspects of the sleep disturbance and the increase in their worst state evaluated by the LSEQ within 2 weeks of ACS predicted both incident and persistent depressive disorders at the 1-year follow-up independent of covariates related to sleep problems.
Limitation. Data on sleep disturbance were obtained only by subjective reports.
Conclusions. A simple evaluation of sleep disturbance in patients who recently developed ACS in a hospital setting could help predict depression at the chronic phase.