«Tenemos que dejar de lado el falso mito de que una persona con trastorno mental es una persona potencialmente peligrosa». Así lo indica Alejandro Guillén, portavoz de la Confederación de Salud Mental España, una ONG que trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas con problemas de salud mental y sus familias. «Llevamos años luchando por sus derechos, su recuperación, su dignidad y su inclusión social», remarca.
Según los datos que maneja la Confederación, «menos del 3% de las personas diagnosticadas con esquizofrenia y otras psicosis comenten actos de violencia». Una de cada cuatro personas, o lo que es lo mismo, el 25% de la población, tendrán un trastorno mental a lo largo de su vida y se prevé que esa cifra «aumente considerablemente» en los próximos años.
Las cifras referentes a los tratamientos médicos son poco halagüeños: «Más de la mitad de las personas con enfermedad mental que necesitan tratamiento no lo reciben y un porcentaje también significativo no recibe el adecuado»
«No se puede decir que las personas con enfermedades mentales sean más agresivas ni tengan más probabilidades de cometer actos violentos ni delictivos que personas sin enfermedad mental. Las personas afectadas por una enfermedad mental rara vez son peligrosas para la sociedad en general; las personas con trastornos que desarrollan conductas agresivas hacia ellos mismos o hacia su entorno familiar o social, suelen o bien no estar a tratamiento o bien influenciados por otros trastornos como consumo de drogas, falta de contacto social, exclusión social...», abunda Guillén, quien añade que «hay más probabilidad de que las personas con enfermedad mental sean víctimas de abusos y malos tratos y vean vulnerados sus derechos».
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