Un estudio sostiene que cuando hablamos vamos dando sentido a nuestro discurso a medida que escuchamos nuestras palabras
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Una investigación publicada en Psychological Science sostiene que cuando hablamos no siempre tenemos totalmente decidido lo que vamos a decir, y que en realidad lo vamos elaborando sobre la marcha. Y no se trata de las palabras que vamos a emplear sino del significado que le damos a lo que decimos.
En general, en psicología se acepta que lo que hablamos, nuestro discurso, se planea con antelación y que al empezar a hablar se tiene ya una idea consciente bastante precisa del mensaje. Sin embargo, algunos investigadores creen que no hay tal planificación en el discurso, y que más bien somos conscientes de lo que estamos diciendo cuando nos escuchamos a nosotros mismos.
Investigadores de las universidades de Lund y Upsala liderados por Petter Johansson se propusieron comprobar esta hipótesis. Y lo hicieron de una forma ingeniosa. Si no tenemos una idea muy precisa de lo que vamos a decir, un ligero cambio en las palabras que pronunciamos no nos sonaría muy raro, incluso nos pasaría inadvertido.
Andreas Lind, autor principal de la investigación y sus colegas de la Universidad de Lund en Suecia, querrían ver lo que pasa cuando alguien dice una palabra, pero se escucha así mismos diciendo otra: "Si usamos la retroalimentación auditiva para comparar lo que decimos con una posible intención bien especificada, entonces cualquier discrepancia entre lo dicho y lo oído debe ser detectado rápidamente", razona. "Pero si escuchar nuestras propias palabras es una parte importante en la elaboración del discurso, si se trata de un proceso dinámico, la manipulación de lo que decimos podría pasar desapercibida", explica.
Así que pusieron manos a la obra y decidieron cambiar en tiempo real algunas palabras de los participantes que se escuchaban a ellos mismos a través de unos auriculares, para ver si se daban cuenta. Y curiosamente algunos de ellos aceptaron como suyas las palabras que no habían dicho.
Cuando la palabra se cambiaba inmediatamente de empezar a hablar, entre 5 y 20 milisegundos, dos tercios de los participantes no se dieron cuenta de que lo que habían escuchado no era lo que ellos habían dicho. Y eso que cada vez que los investigadores sustituían una palabra por otra, aparecerá en la pantalla del ordenador un mensaje que les preguntaba: qué acaba de decir?
En el 85 por ciento de los casos que no habían detectado, los participantes asumieron como suyas las palabras que no habían pronunciado. Para los investigadores esto es una prueba clara de que necesitamos oír lo que estamos diciendo para ayudarnos a darle significado. "Cuando uno dice una cosa, pero escucha así mismo claramente diciendo otra cosa, es una sensación muy poderosa", dice.