Hay dos formas de que una situación sea incierta. La incertidumbre subjetiva se refiere a no conocer los hechos. La incertidumbre objetiva se refiere a eventos futuros que aún no se han determinado.
Una amplia revisión de la literatura encuentra que la incertidumbre subjetiva inhibe el comportamiento, aumenta la conservación de recursos y la fuerza de voluntad y estimu...
Hay dos formas de que una situación sea incierta. La incertidumbre subjetiva se refiere a no conocer los hechos. La incertidumbre objetiva se refiere a eventos futuros que aún no se han determinado.
Una amplia revisión de la literatura encuentra que la incertidumbre subjetiva inhibe el comportamiento, aumenta la conservación de recursos y la fuerza de voluntad y estimula la búsqueda de información, aunque de manera cruda y a veces disfuncional. Por el contrario, la incertidumbre objetiva exige acción, lo que se refleja en el control agente, una mayor excitación y una mayor disposición a asumir riesgos.
Una vez más, algunas respuestas son irracionales, como ejercer más esfuerzo para obtener una recompensa menos esperada y apostar más por eventos futuros incontrolables que por eventos pasados.
En ambos tipos de incertidumbre, se moviliza la atención y se prolonga la emoción. Nuestra revisión descubrió múltiples signos de que cierta incertidumbre es beneficiosa y aumenta el disfrute como una especie de condimento de la vida o, en algunos casos, como una bienvenida esperanza de que aún se pueda evitar un mal resultado.
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